Voluntariados del Hospital de Ovalle volverán a sus funciones de apoyo a los pacientes hospitalizados
Las distintas agrupaciones altruistas apoyan espiritual, emocional y socialmente a quienes requieren de todo tipo de ayuda y que no la pueden gestionar por estar viviendo su proceso de hospitalización
Las damas de Rosado, de Blanco, de Rojo y las voluntarias de la Iglesia Católica, retomarán su histórica función de apoyar a las personas que están luchando por recuperar su salud en el principal recinto asistencial de Limarí, tras dos años de estar fuera de la institución por las medidas preventivas contra el COVID-19 que había establecido el Hospital de Ovalle.
Los voluntariados del hospital brindan un apoyo espiritual y socioeconómico a los pacientes del hospital, por ejemplo, las Damas de Rosado, de Blanco y las voluntarias de la Iglesia Católica, confirman la unidad de acompañamiento espiritual del recinto, cuyo rol es brindar contención de distintos credos religiosos a los pacientes que lo requieran, como también a sus familiares durante los momentos difíciles que se pueden generar por un proceso de hospitalización.
Por otro lado, la tradicional agrupación de Damas de Rojo también volverá a sus funciones de apoyo en orientación dentro del hospital y de ayudas socioeconómicas, pero comenzarán a hacerlo a contar de las primeras semanas de septiembre.
Según explicó el director del Hospital de Ovalle, Dr. René Cevo, “estamos tomando la decisión de volver a brindar a nuestros pacientes el apoyo que entregan los voluntariados, porque junto con todos los avances que se han logrado contra la pandemia, se hace necesario también apoyar a los enfermos espiritual y emocionalmente, y en esa labor, nuestros voluntariados son las expertas”.
Para llevar a cabo este proceso todas las voluntarias debieron hacer un curso de capacitación en infecciones intrahospitalarias, como también respecto a medidas de prevención contra el COVID-19, con el fin de hacer sus atenciones a pacientes y usuarios de manera segura.
Ada López, voluntaria de las Damas de Blanco, señaló que el periodo de dos años fuera de sus funciones “fue angustiante, porque es un trabajo que nosotros hacemos en el hospital que va en el apoyo espiritual de las personas y eso lo extrañamos mucho, así que estoy feliz y si yo pudiese venir todos los días a ayudar al prójimo yo lo haría feliz, porque fuimos llamadas para eso”
Por su parte, Fireley Lagunas, voluntaria de las Damas de Rojo, explicó que “nosotros tenemos 50 años de fundación, hemos tenido casi toda una vida sirviendo los pacientes prestándoles ayuda económica, sobre todo cuando viene gente del campo que llega desde muy lejos y a veces no tienen todos los recursos para comprar algunas cosas… somos 24 voluntarias que estamos a disposición de todos quienes necesiten nuestro apoyo social y espiritual también”.
En esa misma línea, Vicentina Rojas, integrante de Damas de Rosado, explicó que el voluntariado al cual pertenece está “al servicio de dios y del prójimo”, por lo tanto, aseguró que “estamos felices como un niño cuando le dan un juguete nuevo, porque nuestro lema y deber es venir a ver al necesitado, basándonos en la escritura bíblica que dice: tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, estuve enfermo y viniste a mi y eso es lo que nosotros hacemos, porque está escrito».
Raquel Gallegos, representante del voluntariado de la iglesia católica y ministra de comunión, explicó que esta agrupación trabaja con la contención espiritual de los pacientes que comparten su credo religioso, afirmando que “hacemos oración con ellos y también los escuchamos, hacemos contención… nosotros venimos en las tardes en el sector de la virgen de la urgencia donde enseñamos a hacer el santo rosario, hacemos un rosario por los enfermos y también por los funcionarios, porque han hecho un trabajo con mucha dedicación siempre, los tenemos a todos en nuestras oraciones”.
El desafío de la renovación
Hoy en día los voluntariados del Hospital de Ovalle están conformados por mujeres que llevan años de servicio a la comunidad de manera altruista, sin esperar nada a cambio y convencidas en que la fe y la creencia en un credo religioso puede ayudar a recuperar la salud de los enfermos, en momentos en donde las personas y las familias se aferran a la esperanza de tener pronto a su familiar fuera del hospital haciendo su vida normal.
Sin embargo, las agrupaciones de esta índole se ven enfrentadas hoy a un gran desafío: el cambio generacional para entregar la posta a gente joven que cumpla este rol fundamental en los hospitales.
Respecto a esto, Ada López, integrante de las Damas de Blanco explica que “es algo que siempre estamos pensando, porque los años pasan y la juventud se está yendo, pero las ganas de servir no… se está trabajando en hacer el llamado a los jóvenes”.
Sobre la gratificación que genera el trabajo altruista de los voluntariados, Ada afirma que “he visto acá en el hospital en estos doce años de voluntariado personas que uno ve en la calle y que me reconocen por haber orado con ellas y me agradecen y me dicen que gracias a eso dios obró y eso es muy gratificante, porque a veces incluso se genera una amistad, aunque también hemos tenido momentos de tristeza, porque a veces no los podemos ayudar porque parten de esta tierra, sin embargo, queda un poco la satisfacción de acompañar a las familias en momentos de dolor”.